Hoy me he traído para comer zarangollo. Pero no un zarangollo cualquiera nooooo, el zarangollo de mi churri que le sale mmmm para chuparse los dedos y los codos, si no fuera porque no se puede. No todo el mundo conoce el zarangollo, no por algo es un plato típicamente murciano y yo nunca había oído hablar de él hasta que aterricé aquí. Pero ha sido todo un descubrimiento para comer verduras sin sentirme vacía. Reconozco que, aunque pienso que sabría cocinarlo, la receta es de mi amorcito, que claro, como es murcianico él (de la región, que no de la capital jajajja) pues le sale que es gloria bendita. Os cuento cómo lo hace:
Ingredientes
- 2 calabacines medianos
- 2-3 cebollas (aproximadamente el mismo peso que los calabacines)
- 3 huevos
- aceite
- sal, pimienta
Empezamos pelando los calabacines y la cebolla. Partimos la cebolla en trozos pequeños. Calentamos un par de cucharadas de aceite en una sartén grande y sofreímos la cebolla.
Mientras tanto partimos los calabacines en rodajas finas y cuando la cebolla haya tomado color dorado los añadimos a la sartén. Veremos que parece que no cabe todo, pero luego el calabacín se va reduciendo y cabe perfectamente. Removemos bien y dejamos cocerse-freírse a fuego lento.
Digo "cocerse-freírse" porque es una cocción rara. El calabacín, según se vaya calentando, irá soltando agua. Bien, este agua hay que escurrirla de vez en cuando porque corremos el riesgo de que se nos cueza todo. Debemos intentar que esto no pase, pero al ser inevitable va a cocerse un poco, pero lo suyo es que quede como salteado. Es un poco complicado de explicar pero en cuanto os pongáis a ello seguro que lo entendéis. Creedme. Salpimentamos al gusto.
Batimos los huevos aparte y salpimentamos.
Debemos estar removiendo todo el tiempo el zarangollo para que no se nos queme ni se nos cueza. Cuando ya tengamos las verduras listas, añadimos los huevos, removemos un par de minutos más y está listo para servir.
Como veis, la única cosa que "engorda" es el aceite que usamos para freír la cebolla, por lo demás es "adelgazante" total. Podéis pensar que los huevos tal y cual, pero con esta cantidad da para muchas raciones de zarangollo y en una ración podemos tomar medio huevo o menos y eso prácticamente no cuenta.
El resultado, por si no lo imagináis, es como un pisto pero de calabacín y cebolla. Y los usos que se le dan son un montón. Se puede comer sólo, como guarnición, sobre unas tostadas de pan, etcétera, esto ya es según cada uno y sus circunstancias. Pero os aseguro que a mí, que odio la cebolla, el zarangollo me chifla!!
1 comentario:
He estado echando un ojico por tu blog y me ha encantado, ya veo que te gusta experimentar como yo.
Y cuando he visto lo del zarangollo he dicho, eehhhhh!!!! aqui algo de mi tierra.
besicos
p.d. espero que no te importe que te espie el blog
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